La obra, en técnica mixta sobre papel de algodón, combina materiales como café, sal y acrílico para crear una composición rica en texturas. Se estructura en torno a tres elementos principales: la Virgen del Rocío, un triángulo ascendente, y la torre de la Catedral, que equilibran lo espiritual y lo terrenal. La paleta de colores refleja el paisaje malagueño, destacando el clavel rojo como símbolo de la pasión. Conceptualmente, la obra explora la fe, la tradición y la identidad malagueña, con símbolos como las biznagas representando el renacer. La tipografía modernista aporta dinamismo y conecta la tradición con la modernidad. La obra es un homenaje a la Semana Santa de Málaga, fusionando solemnidad y alegría.