ALESSANDRA GARCÍA (DENTRO DEL TRIBUTO A SU TRAYECTORIA).
NO HAY DIÁLOGO ALGUNO Y, AL MISMO TIEMPO, DIÁLOGO ES LO ÚNICO QUE HAY.
Se trata de una declaración de propósitos y un intento de desafiar la mística del lenguaje, orientado a la creación de una herramienta comunicativa que no surge de un aprendizaje formal o normativo. Esta performance vuelve a poner sobre la mesa el debate sobre el canon occidental del arte, evidenciando cómo los estándares lingüísticos están ligados al neo-feudalismo y a la opresión que sufren quienes, por motivos de clase, género o procedencia, no dominan los idiomas de manera “correcta”.
La propuesta trabaja sobre el desconocimiento de las reglas que estructuran la mecánica interna de los idiomas seleccionados, observando atentamente a quienes los usan de forma natural. Plantea el idioma como un instrumento político en sí mismo, liberándolo de la rigidez del lenguaje convencional y apropiándose de sus fonemas esenciales para crear un marco reconocible y, al mismo tiempo, singular.
Se trata de (mal)interpretar los idiomas desde el cuerpo, generando un espacio emancipado para reinterpretar un mensaje accesible a cualquiera. De hecho, la malinterpretación es el eje de investigación de esta obra; como señala Harold Bloom, “los poetas fuertes construyen su historia malinterpretándose unos a otros, para abrir un espacio imaginativo propio”.
El objetivo final es comunicar sin pronunciar palabra alguna, generando un mensaje que pueda repetirse y resonar más allá del lenguaje convencional.