Hace unos minutos acabo de tener la primera videollamada con mis padres y mis suegros. Por fortuna, los cuatro están en casa y están libres de síntomas, que no es poco con los tiempos que corren.

Seguro que esto voy a contarte ahora también lo habrás pensado de alguna manera, pero quiero que seamos -si cabe- más conscientes de ello. Casi podría decirte que lo escribo desde mi propia necesidad emocional.

Y es que, como suele decirse, no echas de menos a tus seres queridos hasta que no los tienes cerca. En este caso, parece un período transitorio, pero cuando tus padres y suegros superan los 70 años, cada día “perdido” sin poder verlos se antoja como si estuvieran pasando semanas.

A esta distancia e imposibilidad de darles un abrazo, le sumamos la zozobra que viene provocada por los datos que nos aportan las autoridades sobre el rango de edad de las personas más afectadas y más graves por el COVID19, añadido de impotencia por no saber a tiempo real e insitu cómo se encuentran.

Se está hablando mucho en estos días sobre qué sacaremos de toda esta crisis, en sentido del aprendizaje, del crecimiento como personas y -por ende- como sociedad. Como he dicho en otros artículos, lo que estamos experimentando no tiene porqué servirnos a todas las personas ni por igual ni de la misma manera.

Ahora son muchos los que se plantean cambios de vida cuando llegue la tan deseada normalidad, pero después ya veremos hasta dónde llega cada cual. Uno de esos aspectos puede ser revisar la manera de relacionarnos con los demás, y en concreto, de acompañar y compartir con nuestros padres.

Siempre andamos con agendas ocupadas en infinidad de tareas, de proyectos, de cosas por hacer, para lograr más éxito profesional, más ingresos, una casa en la playa o viajar más tiempo y más lejos. Sin embargo, nos olvidamos de cuánto nos dejamos por el camino, por ejemplo, el compartir momentos únicos y lindos con quienes nos dieron la vida.

Si te soy sincero, en ese sentido me siento muy tranquilo, en paz conmigo, convencido de que pre-covid19 he intentado -junto con mi mujer Mari Carmen- darles a mis padres y suegros un lugar especial en todos nuestros planes, incluso favoreciendo encuentros entre ellos, sabiendo que se hacen compañía recíproca.

No quiero ponerme de modelo, porque no creo serlo, pero sí quiero compartir contigo lo bien que sienta revisar la semana y poder recordar momentos frescos, cercanos y lindos con tus seres queridos, sobre todo con esos padres, que lo dieron y lo dan todo por nosotros.

Lamento si no te es posible compartirlos ya por motivos obvios, si es así te acompaño en ese dolor que temo sufrir; si tu caso está más relacionado con que “se equivocaron” al ubicarte en una familia errónea, igualmente siento tus circunstancias.

Si estás en mi posición, pero eres de esos de la agenda a reventar, te sugiero que la rellenes de esos pequeños momentos mientras puedas, que después no volverán. Alguna vez sentirás que pierdes el tiempo, pero para eso pregunta a Manolo García.

Por cierto, FELIZ DÍA DEL PADRE.

LA PREGUNTA DEL "MILLÓN": ¿Hablaste ya con tus padres hoy?

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Si quieres saber más, pásate por aquí: www.cairys.es

Manuel Salgado Fernández

PSICÓLOGO CLÍNICO y DEL DEPORTE // Col. AN-2.455