Entre el 6 y el 14 de noviembre, la capital hispalense se convertirá en la gran pantalla del cine europeo y en un lugar de encuentro para los creadores, la industria y el público. Sevilla mantiene, en uno de los momentos más difíciles para el sector, el carácter presencial del festival , coherente con su apuesta por el cine en las salas y su vocación de servicio a cineastas y espectadores. La decisión permite además mantener un centenar de empleos directos y multiplicar el impacto económico proyectado en otros sectores clave de la ciudad. “Al servicio del sector, hoy más que nunca queremos ser útiles a los directores y a los distribuidores nacionales e internacionales. Desde la edición de 2019 hasta el primer día de comienzo de 2020, más de 30 películas cuya premiere nacional o internacional se celebró en Sevilla, se habrán estrenado en salas comerciales, y como mínimo otras tantas han participado en otros festivales de cine de nuestro país, tanto presenciales como online”, ha explicado José Luis Cienfuegos. En este sentido, ha subrayado que “los importantes premios de nuestro festival, como ayudas a la distribución, son un aliciente más de cara a la circulación y la visibilización del cine europeo”.
Como proyecto del Ayuntamiento de Sevilla a través de su Instituto de la Cultura y las Artes de Sevilla (ICAS) , se prepara la que será la edición más compleja de las 16 que ya ha celebrado el festival, y lo hará poniendo en valor la cultura cinematográfica, apostando decididamente por las salas de cine y con todas las garantías de prevención sanitaria para espectadores e invitados, en un momento particularmente difícil para la industria. Desde el inicio de la pandemia, el equipo trabaja en estrecha relación con otros certámenes de carácter nacional e internacional para aunar esfuerzos, criterios y protocolos de actuación. Con los de Málaga y Huelva creó la coordinadora PROFESTIVALES21 y con los de San Sebastián y Valladolid mantiene una permanente colaboración técnica, así como con los que integran la red europea MIOB (Moving Images – Open Borders). El festival mantiene íntegra la dotación económica global de 150.000€ en premios y su papel fundamental como motor de estrenos y distribución de largometrajes europeos en nuestro país. En 2020, introduce tres nuevas categorías en su palmarés, dos de ellas destinadas directamente a los creadores y una tercera a producciones andaluzas, dotadas con 5.000€ cada una: los premios a la Mejor dirección de película española, a la Mejor dirección de primer o segundo largometraje europeo y a la Mejor película de la sección Panorama Andaluz (largometrajes).
Pese a las circunstancias adversas, el equipo del Festival de Sevilla ha preparado una programación de la que ya avanza algunos títulos, punta del iceberg de una rica oferta que acercará al público lo mejor de las cinematografías europeas del último año. En Sección Oficial , se estrenará Siberia , el último film del norteamericano Abel Ferrara , que ya visitó la ciudad el pasado 2019 con Tommaso . En su nuevo trabajo, una coproducción entre Italia -país donde reside-, Alemania y México, Ferrara tiene como cómplice por tercera vez consecutiva a un Willem Dafoe, a cuyo personaje aísla en el corazón de una tundra helada, para hacer de Siberia un catártico viaje marcado por sueños y recuerdos.
Otro cineasta con pedigrí, el alemán Christian Petzold (que con Barbara ganó el Oso de Plata al Mejor Director en la Berlinale en 2012) se inspira en la mitología germánica y la traslada al Berlín contemporáneo para construir una intensa y dolorosa historia romántica con pátina fantástica. El resultado es Ondina , y en ella repite con Franz Rogowski y Paula Beer, la magnética pareja protagonista de su anterior largometraje, En tránsito (2018). La película llegará a la Sección Oficial de Sevilla con los avales del Premio Fipresci y el Oso de Plata a la Mejor Actriz, conseguidos en la última Berlinale.
Formarán parte de la programación del 17 Festival de Sevilla dos de los títulos que despertaron más interés en el mercado de Cannes: la coproducción entre Polonia y Suecia Sweat , del director Magnus von Horn , en la que plantea la fascinación que generan los influencers de la vida sana y muestra el lado más vulnerable de una gurú del fitness, y Gagarine , primer largometraje de la pareja Fanny Liatard y Jérémy Trouilh . En esta cinta francesa, lo que parece comenzar como otra muestra de cine social ambientado en el extrarradio parisino termina virando hacia las alturas de Encuentros en la tercera fase y Stranger Things . El joven Yuri, que siempre quiso ser astronauta, se atrinchera y defiende con uñas y dientes el bloque de viviendas sociales donde ha vivido toda su vida (las torres Gagarin), a punto de ser derribado.
Otro de los grandes títulos de la Sección Oficial, será El año del descubrimiento , nuevo largometraje de Luis López Carrasco , que llega a Sevilla tras obtener reconocimientos en Rotterdam, Jeonju (Corea) o el prestigioso festival Cinéma du Réel, donde encabezó el palmarés. El director murciano regresa al certamen, donde estrenó su primer largo, El futuro (2013), manteniendo ese estilo que él mismo define como una mezcla heterodoxa entre la ficción y la no ficción, para proponer un viaje hacia la España de 1992, la de los Juegos Olímpicos de Barcelona y la Expo de Sevilla, pero también la que vivió una revuelta de obreros de Cartagena y La Unión, que desembocó en el incendio del Parlamento de Murcia. Una mirada nada complaciente a la España de ayer y, también, a la de hoy.
Más cine español se podrá encontrar en la emblemática sección Las Nuevas Olas , con la que el Festival de Sevilla propone una ventana a los trabajos más audaces, formal y argumentalmente. La bonaerense Lupe Pérez García (directora de Diario argentino y Antígona despierta ) firma P’atrás, ni pa’tomar impulso , producida por Marta Esteban y con premiere internacional en Sevilla. Este título ofrece un retrato de Carmen Mesa, una bailaora de flamenco multifacética que se muda a Buenos Aires por amor y que, a pesar de sufrir un desengaño, decide quedarse en la capital porteña y pelear con todo su arte y su energía por su único y verdadero amor, el flamenco.
En la misma sección brillarán también Walden , coproducción franco-lituana dirigida por Bojena Horackova , que elige dos momentos de la vida de una mujer: primero en su adolescencia, en plena encrucijada vital con el telón de acero del comunismo a punto de ser derribado; y 30 años después, en su regreso a Vilnius tras un exilio en Francia. Y también desde el país galo llegará Rascal , ópera prima de Peter Dourountzis , que une a dos personajes con un potente reverso oscuro que viven al margen del sistema, y a los que interpretan Pierre Deladonchamps (visto en El desconocido del lago o en Vivir deprisa amar despacio ) y Ophélie Bau ( Mektoub my Love ).
En Las Nuevas Olas No Ficción , el Festival de Sevilla presentará como estreno mundial Dear Werner , en la que Pablo Maqueda emprende el mismo recorrido a pie de Munich a París, que siguió en el invierno de 1974 el gran Werner Herzog, y que relató en el libro Del caminar sobre el hielo . Maqueda propone un peregrinaje cinéfilo tras la pista de la esencia del cine del autor alemán, implicado de manera personal en el proyecto a través de la locución de la película. El artista sonoro y compositor de la partitura original del film, José Venditti, realizará en vivo la música de la película, una propuesta que sumerge al espectador en la experiencia física del viaje del director.
Otros dos títulos estarán también en Las Nuevas Olas No Ficción . Por una parte, la franco-danesa Little Girl , con la que el cineasta Sébastien Lifshitz sigue a Sasha, una niña transgénero de nueve años que él define como “una heroína moderna”. El film, estrenado en la Berlinale , explora la identidad de género desde el punto de vista de una pequeña enfrentada a un mundo que no acepta su diferencia, y a la vivencia de su familia. Por otro lado, Downstream to Kinshasa , de Dieudo Hamadi, coproducción entre Francia, Bélgica y Congo. Se trata de la contundente historia de un grupo de supervivientes de la Guerra de los Seis Días camino a la capital congoleña, Kinshasa, para reclamar a las autoridades indolentes que reconozcan el conflicto, lo condenen y les compensen por los daños sufridos.
Nacido en Sevilla en 1972, Julio Serrano, conocido en círculos artísticos como Julepe, creció marcado por aquella cultura pop que entró en el país tras la dictadura. Autodidacta, logró conseguir lo que él define como “cierta destreza en técnicas de dibujo y acuarela”, que le llevarían a la Facultad de Bellas Artes de Sevilla, de donde salió con una licenciatura, directo a sumergirse en el lado divertido del arte. Ya como profesional ha tocado muchos palos: empezó en el campo de la publicidad, ha protagonizado varias exposiciones con sus obras, y, muy influenciado por el rock&roll y el cine, ha publicado en fanzines, dibujado cómics, ilustrado juegos de rol, videojuegos y... tatuajes.