La sociedad en la que vivimos se encuentra en constante cambio, modas, tecnología, avances científicos, etc. Pero hay algunos aspectos que siguen vigentes, aunque pasen los años, como la confianza que nos dan los profesionales con bata blanca, aquellos que tienen la “verdad absoluta”, y no porque ellos así lo crean, sino porque nosotros le hemos dado ese privilegio.
Mi profesión muchas veces se ve afectada por este estigma social, personas que no dan el paso a una pérdida de peso si no es con la aprobación de estos profesionales.
Mi labor hoy es demostrar que existen muchas enfermedades actuales que pueden mejorar gracias a la ayuda de la actividad física, y que ninguna de ellas se mejora sólo con caminatas y natación. Hoy me gustaría centrarme en el Ictus.
EL Ictus es un infarto cerebral que es producido por una isquemia, un trombo que no deja fluir la sangre, o una hemorragia por una rotura de una arteria. Según el estado del Ictus la persona puede perder la coordinación, el habla, el olfato, la visión, etc. El trabajo del profesional de la actividad física será diferente en base a la limitación que haya producido el Ictus, por lo que hay algo que debe quedar claro: con el ejercicio físico la persona va a mejorar en un alto porcentaje, pero en ningún caso se va a recuperar al 100 %. Al menos por el momento.
En un estudio sobre neurología (García Carrasco D. 2016) se determina que la imaginería mental produce cambios en la cantidad y calidad del movimiento, por lo que una persona con Ictus que le cuesta realizar un movimiento básico como es coger un vaso de agua, si se imagina cogiéndolo, mejorará su calidad de movimiento.
Una revisión sistemática de Viñas-Diz S. 2015 explica que los videojuegos tipo Wii donde se requiere de un movimiento para realizar una acción en el juego, mejoran la capacidad motora y la motivación en pacientes con Ictus.
Está muy de moda el mindfulness, y existe también el mindful exercise, que consiste en sentir, percibir una acción en concreto mientras la ejecutas; por ejemplo: tocar el vaso, sentirlo, notar si es redondo o tiene bordes, observar si es alto o bajo, si está frío o no, etc. En definitiva, ser más conscientes de los movimientos tiene una influencia positiva en estos pacientes.
Por último, es importante conocer que hacer dos tareas al mismo tiempo tiene un doble efecto. Que los pacientes con Ictus realicen una caminata a la vez que acaban un
sudoku, que realicen una tracción con una goma elástica a la vez que realizan sumas o restas, son propuestas que han demostrado un enorme beneficio en la mejora y evolución de los pacientes con Ictus.
Este es un campo apasionante y como han podido comprobar el papel de la actividad física es fundamental para ayudar en la recuperación de personas con Ictus. Dejemos de “recetar” actividades que no están pautadas por los profesionales adecuados ni dirigidas a la enfermedad, basémonos en la ciencia y apliquémosla para mejorar la calidad de vida de las personas con patologías como el Ictus.
Manuel Soto Alés
Entrenador personal en Norte Salud Nutrición