LOS HERMANOS RODRÍGUEZ COSANO, DOS GRANDES DEL FLAMENCO
JOSÉ CENIZO JIMÉNEZ
El 23 de mayo de 2016 fallecía Ricardo Rodríguez Cosan. Nunca lo olvido, pues admiraba su obra de investigación y didáctica del flamenco, su entrega como aficionado y peñista, sus colaboraciones en revistas de flamenco, sus letras flamencas y, ante todo, lo más grande siempre, su saber estar y su generosidad, su amistad. En la revista Jondoweb publiqué un breve artículo esos días de luto para su familia y para los flamencos:
https://www.jondoweb.com/contenido-ricardo-rodriguez-cosano-in-memoriam-1654.html
En una revista hermana y en que también colaboramos ambos, La flamenca, había un artículo dedicado a su figura, del que entresaco estas palabras finales, perfecto resumen de una vida por desgracia ya truncada:
“Emprendedor, humilde, gran amigo, padre ejemplar, hombre sabio, responsable, noble y sobre todo un auténtico amante del flamenco. Estos han sido muchos de los adjetivos de los que este casaricheño de nacimiento se ha hecho merecedor gracias a su estilo de vida. Una personalidad completa que une a Casariche y Lebrija en una profunda tristeza. Hasta siempre Ricardo” (enlace: https://www.revistalaflamenca.com/fallece-ricardo-rodriguez-cosano-ilustre-estudioso-e-investigador-del-flamenco).
Me he acordado este verano de 2023 especialmente porque su hermano José Esteban, otro enorme aficionado y guitarrista, dedicado a la docencia como Ricardo hasta su jubilación, me ha solicitado unas palabras para el libreto de su primer disco de guitarra, que toca con púa, algo muy poco visto en el flamenco. Lo hace, por cierto, con calidad y precisión. Es uno de esos casos de admiración y gran apego entre hermanos, de comunes aficiones, y por ello José Esteban le dedica el disco a Ricardo, su hermano del alma. Le pregunté si había escrito algo sobre su hermano. Me entregó una semblanza para una ocasión pública, la LI Caracolá de Lebrija, de la que extraigo alguno de sus apartados:
“NUNCA se olvida a una persona que se quiere y se pierde, simplemente se aprende a vivir sin ella… NUNCA se llena el vacío que deja, simplemente se hace un poco menor (…)”.
“Ricardo Rodríguez Cosan nace en Casariche (Sevilla) el 27 de diciembre de 1937, en el seno de una familia humilde y con una sensibilidad musical especial. Su afinada voz infantil va a formar parte del coro de los seises de la Parroquia casaricheña… Su afición a la saeta se manifiesta, con sólo 10 años, al dibujar melódicamente, con la tierna voz de niño, un primitivo estilo de saeta cordobesa que se cantaba, por entonces, en mi pueblo.
Nos recordaba nuestro querido Ricardo cómo, cuando era un niño, se quedaba parado a las puertas de las tabernas para oír las voces de los ruiseñores flamencos, ecos que escuchaba extasiado y encenderían la primera llama de una afición que perduraría hasta el fin de sus días… De aquellos primeros contactos, en los años de la adolescencia, surgirá el aprendizaje de algunas variantes melódicas por fandangos de Huelva y Lucena, o estilos personales como los fandangos de El Pinto y El Bizco Amate, sones que Ricardo cantiñeaba alegremente en reuniones de amigos.
En el año 1.956 -época en la que buena parte de nuestra Andalucía continúa sumida en la pobreza y en un evidente atraso cultural- llega Ricardo a Lebrija para trabajar en la enseñanza, teniendo que ayudarse de unas clases particulares para complementar así el ínfimo sueldo de subsistencia que, en aquellos tiempos, se asignaba a un maestro de escuela en nuestro país (…)”.
“Poco a poco, se va relacionando Ricardo con miembros del antiguo grupo flamenco LA DEBLA y queda embrujado por la sonanta de Pedro Peña, guitarra que soñará, en lontananza, con acompañar, entre dorados arpegios, al sabio maestro de Los Alcores
-don Antonio Mairena- en los sones apolaos de la soleá de Charamusco… ¡De Lebrija al Cielo! Cuánto disfrute el de Ricardo al sentir los rancios ecos gitanos de los FUNI, los PEÑA, los CARRASCO, los VARGAS, los VALENCIA, el estremecedor quejío de María LA PERRATA o la voz tan peculiar de Juan José EL CHOZA que sonó distinto a todos por bulerías (…)”.
“Durante la década de los 70, dos hechos fundamentales van a ser la referencia en la proyección flamenca de Ricardo Rodríguez Cosano. En primer lugar, la fundación de la Peña Pepe Montaraz, y, posteriormente, la creación del Aula de Flamenco en el C.E.I.P. Elio Antonio de Nebrija.
La Peña Flamenca Pepe Montaraz, de la que Ricardo fue Presidente durante los primeros años y Secretario en un periodo posterior, es hoy un santuario flamenco ubicado en el centro de Lebrija (…). Establece una relación muy cordial en la que nunca cabrán absurdas polémicas que caldeen el ambiente, provocando el más mínimo disgusto… Con talante pacífico y conciliador hace, más de una vez, de apagafuegos en cualquier situación controvertida: “Quillo, ya está bien, joé… Si os tenéis que decir algo, decidlo cantando. Como por un fenómeno de ósmosis, Ricardo también se deja penetrar de las esencias lebrijanas (…)”.
“En multitud de ocasiones, Ricardo ha dado fe de sus eventos a través de sus crónicas escritas… En los años 90, Ricardo fue galardonado con la Giraldilla de Oro de la Peña Pepe Montaraz… En esta época ejercía también en los cargos de Presidente de la Federación Provincial de Peñas Flamencas de Sevilla y Vicepresidente de la Federación Andaluza.
Consecuencia de su gran afición flamenca y una innegable vocación pedagógica
-tanto monta- es la creación, a finales de los 70, del Aula de Flamenco en el Colegio
Elio Antonio de Nebrija, pionera en los Centros de E. Primaria, en la que Ricardo, con
una fácil programación y unos básicos acordes de guitarra, favorecía la motivación de
sus alumnos, algunos de los cuales llegaban ya iniciados por las influencias de su
entorno familiar (…)”.
“Respecto a su literatura flamenca, no sólo es interesante por el aporte bibliográfico de una veintena de libros sino por su colaboración, durante más de 40 años, con distintas revistas especializadas en el género… Ricardo fue también ponente en los Congresos Nacionales de Arte Flamenco, conferenciante en el ámbito peñístico y en distintos eventos culturales, presentador de festivales, miembro del Jurado de varios Concursos de Cante Flamenco… Aparte, concedió entrevistas a varios medios de difusión… En su faceta de letrista, digamos que una quincena de cantaores se sirvieron de su poesía para realizar grabaciones discográficas y, con relación a su capacidad creativa, nos ha sorprendido con un nuevo palo flamenco -LA ROCIERA- con esquema melódico original, compás de serranas y letras inéditas… Dentro del legado escrito de Ricardo se combinan, en perfecta simbiosis, las sencillas formas con la jondura y la enjundia de las esencias flamencas (…)”.
“Si Ricardo recibió un día el título de HIJO ADOPTIVO de esta ciudad es porque vivió desinteresadamente por y para Lebrija y el Flamenco (…). Ojalá supiéramos seguir tu ejemplo para mostrar, por siempre y de manera generosa, los caminos que nos llevan a contemplar y vivir la GRANDEZA de nuestro ARTE FLAMENCO”.
Estos son los fragmentos de la semblanza que leyó su hermano José Esteban en Lebrija el 14 de julio de 2016. Sirvan, como decíamos, de recuerdo grande hacia uno de esos seres especiales que uno se encuentra por los caminos del flamenco y de la vida. Y el hermano, desde luego, no se queda atrás en entrega al flamenco y calidad humana. La artística tienen ocasión de comprobarla ya desde septiembre en el disco “De la púa al cielo” como compositor solista (con Antonio Carrión como escudero genial y colaboración de Juan A. Aguilera al piano). Enlace con uno de los temas del disco, la alboreá -hay más en YouTube- (https://youtu.be/LVmtgilmQjo?si=U7Yyypv8iaew0o3k).
DEP Ricardo y larga vida a José Esteban. Dos verdades de la afición jonda, dos cabales que sirven de ejemplo y guía.
Fotos: Del archivo de José Esteban Rodríguez Cosano.