PSICOLOGÍA en SEMANA SANTA
Quizás haya colegas míos o personas de a pie que se pregunten sobre el contenido de un artículo que suena más a tradición y cultura, que a lo que se piensa sobre los psicólogos.
Hasta yo mismo lo pensaba cuando hace unos años me decidí a escribir sobre este tema, centrándome en describir los perfiles generales de personalidad de los diferentes personajes de la Semana Santa, empezando por el Hermano Mayor y terminando por el “Agüaó”.
Hoy en día creo firmemente que podemos hablar de una “Psicología Cofrade”, de un campo en el que ocuparnos de cómo piensan, sienten y actúan los diferentes protagonistas de un evento que es diferente a otros muchos.
Si se tiene cerca a una persona que vive intensamente la Semana Santa, seguro que estamos de acuerdo que tiene unas características determinadas que le hace ser diferente al resto, sobre todo si las comparamos a sí mismas en otros momentos del año.
Una persona con esta relación especial con la Semana Santa es capaz de sacar fuerza de donde no la tiene, para hacer de seguido diez horas andando, aun con los pies destrozados; o es capaz de estar sin dormir más de uno y dos días por tal de estar presente en diferentes actos de carácter religioso; o deja al lado otras pasiones del resto del año, como puede ser el fútbol o la música, por ver salir a la Virgen de una iglesia concreta; o acepta tensiones de pareja por tal de entrenar cada semana y estar listo para sacar el paso en procesión; o paga una papeleta de sitio para salir de nazareno, aunque su economía no esté muy boyante; o abandona parte de su trabajo/estudios para ensayar durante meses y tocar esa música tan emotiva que acompaña a cada paso; o desafía las normas establecidas para ser una más entre tantos unos…
Es difícil no ver estas diferencias, estas peculiaridades que pueden aparecer en otras áreas de la vida de cualquier persona, pero que se muestran con especial énfasis entre los personajes más destacados de la Semana Santa.
Todo esto, sin olvidar los nervios que sienten el mismo día de la procesión; la pena porque la lluvia no les permita cumplir un sueño esperado por un año; la alegría por haber sido capaces de aguantar todo el recorrido; la satisfacción por cumplir una promesa hecha tiempo atrás; el orgullo por mirar atrás y comprobar que todo está en su sitio; la superación por levantar más de 40 kilos, a pesar de tener las cervicales más para allá que para acá.
Si no eres o no tienes cerca a nadie que tenga un papel principal en la Semana Santa, te invito a que lo conozcas, te sientes con él/ella y le preguntes…
LA PREGUNTA DEL "MILLÓN": ¿Tú qué sientes cuando estás dentro de la procesión?
Deja tus comentarios. Serán bienvenidos desde el respeto y la libertad de expresión.
Si quieres saber más, pásate por aquí: www.cairys.es
Manuel Salgado Fernández
PSICÓLOGO CLÍNICO // Col. AN-2.455