Turismo
¿Qué le hace el turismo a nuestras ciudades?
Por
Redacción
Post #176

El pasado 30 de octubre de 2019 tuvo lugar el Día Mundial de las Ciudades, dedicado este año a una vida mejor para las generaciones futuras. Fue establecido por por Naciones Unidas con el objetivo de promover el interés en la urbanización y fomentar la cooperación entre los países para aprovechar las oportunidades y afrontar los desafíos que plantea el urbanismo, así como para contribuir al desarrollo urbano sostenible en todo el mundo.

Para este año, la temática escogida fue "Cambiando el mundo: innovaciones y una vida mejor para las generaciones futuras". En el contexto actual de cambio climático y crisis ecológica, la organización Ecologistas en Acción señala la turistificación de muchas de nuestras ciudades como la responsable del desequilibrio entre los actores económicos y la ciudadanía. Esta situación amenaza el hábitat urbano, degrada la convivencia y la garantía de una vida mejor. De continuar esta inercia, las generaciones futuras serán las más afectadas.

En España ya hay 14 ciudades con más de un millón de turistas al año –según datos de la encuesta de Ocupación Hotelera y Censo del Instituto Nacional de Estadística para 2018– y solamente dos de ellas tienen una población que iguala o supera esta cifra. Los espacios y servicios públicos no están adaptados para asumir esta avalancha de habitantes y en ocasiones llegan a colapsar (vertidos de aguas residuales por saturación de colectores, agotamiento de recursos para el abastecimiento de agua potable, etc.). El impacto que llega a tener el turismo en la planificación de ciudades y territorios es enorme.

Cuando se concibe la ciudad como mercancía turística sus viviendas se dejan en manos de fondos buitre, Sociedades Cotizadas Anónimas de Inversión en el Mercado Inmobiliario (Socimis) o especuladores que las explotan como apartamentos turísticos. Cuando sus monumentos y cultura se banalizan y deterioran, sus transportes colectivos se colapsan, y sus espacios públicos de interacción social, como las plazas, mercados y parques, se privatizan para instalar terrazas. Estos espacios urbanos se convierten en formas de enriquecerse. Se acumula su riqueza en pocas manos y se pone en cuestión el derecho a la ciudad de sus habitantes, que acaban siendo excluidos. De esta forma, degenera la vida de las ciudades de un modo insolidario e insostenible ambientalmente.

Esta turistificación que expulsa personas pone en entredicho no solo el lema de la campaña de este año sino derechos humanos básicos como son el derecho a un nivel de vida adecuado que asegure a las personas la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios (artículo 25 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de Naciones Unidas) o la satisfacción de los derechos económicos, sociales y culturales, indispensables a su dignidad (artículo 22).

Por todo ello, urge a tomar medidas contundentes que fomenten la desturistificación del urbanismo, la economía y la política en las ciudades. Los efectos insostenibles que tiene la turistificación como criterio de diseño urbano, empeora la calidad de vida de las personas que las habitan. De seguir esta tendencia se dibujaría un escenario inhabitable para las generaciones futuras. Ahora más que nunca hay que recordar la pregunta lanzada por de Leilani Farha, relatora especial sobre la vivienda digna de la ONU: ¿quién va a vivir en estas ciudades, para quién son?

 

Comparte