Dicen, aunque no sabemos si es del todo cierto, que Beethoven desayunaba todos los días con sesenta granos de café que contaba, olía, molía y bebía. Pues bien, estos sesenta granos de café dan título a este cuento musical, una historia inspirada en su única ópera, Fidelio, y también, en varios extractos de la sinfonía que más refleja su gran amor por la Naturaleza, la Sinfonía nº6, La Pastoral.