A través de sus obras, Carmen Gutiérrez invita a reflexionar sobre la convivencia con los animales, la afectividad, la ausencia y la influencia mutua en nuestra percepción del mundo. La domesticación no se presenta solo como un proceso unilateral del ser humano sobre los animales, sino como una interacción recíproca en la que ellos también nos moldean, transformando nuestras costumbres, nuestros gestos y nuestra manera de estar en el mundo.