Las obras de Metropol Parasol dejaron al descubierto restos visibles de gran parte del período romano, desde Tiberio (ca. 30 d.C.) hasta el s. VI y una casa islámica almohade de los siglos XII y XIII. Además, este solar conservaba información de períodos que abarcan las edades media, moderna y contemporánea.
Los restos arqueológicos están ubicados en un espacio diáfano de 4,879 metros cuadrados, con los restos de la ciudad romana a la cota -5,45 metros y una altura libre de 3,95 metros. Independientemente de estas medidas, Antiquarium está concebido para ser un contenedor en el cual se pierda la sensación de estar limitado espacialmente por muros de hormigón.
Antiquarium contempla una membrana de vidrio que envuelve todo el espacio, con capacidad de modificar nuestra percepción gracias a su cualidad cambiante, casi camaleónica, para variar sus propiedades: ser transparente o traslúcido, pasando por todos los grados intermedios; dejar ver o reflejar una imagen, dejar pasar la luz o reflejarla.
Este efecto, junto con los muros colgantes (construidos con textiles metálicos) y las linternas de luz, tienen la finalidad de reconstruir las sensaciones de los espacios en los que vivieron nuestros antepasados.