La Ceguera Verde es un jardín gráfico construido a base de grafito sobre papel. Un espacio vegetal monumental, en ausencia de color, cuya vocación es la de atraer la atención sobre las plantas que nos rodean, promoviendo actitudes más respetuosas, atentas y comunicativas hacia lo vegetal.
Una obra en la que se trata de reconocer la presencia cultural y ecológica de las plantas (tan fundamental, pero a la vez tan invisibilizada) y, con ello, provocar nuevos encuentros, consideraciones, percepciones y relaciones frente a la denominada “ceguera vegetal”.
Éste “espacio” vegetal se genera a partir de pedazos de naturaleza que previamente se van fotografiando en un entorno urbano. Es decir, está compuesto por especies vegetales que nos rodean habitualmente en las ciudades. Un espacio verde fragmentado por el que todas nosotras pasamos diariamente sin tan siquiera percibirlo. Un muro vegetal creado a partir de una mezcla de arbustos, ramas y hojas que no necesariamente crecen juntas, sino que están colocadas dependiendo de una voluntad estética, representando a su vez esa obsesión humana de domesticar la Naturaleza.
La Ceguera Verde.
En 1999, dos profesores de biología, J.H. Wandersee y E.E. Schussler, describieron el término “plant blindnes”, para definir el creciente desconocimiento y falta de apreciación que había en la población joven de Estados Unidos hacia el mundo vegetal y la preferencia por el mundo animal.
Esto incluye fenómenos tales como no darse cuenta de las plantas en el entorno circundante, no reconocer la importancia de la vida vegetal para toda la biosfera y para los asuntos humanos, una visión filosófica de las plantas como una forma de vida inferior a los animales y/o la incapacidad de apreciar características o estética únicas de las plantas.
(El libro de las plantas olvidadas. Aina S. Erice).