La muestra consta de 170 piezas de la colección Vicente Carranza que, durante 20 años y por expreso deseo de su propietario, se ubica en el Real Alcázar de Sevilla.
Las piezas están comprendidas entre finales del siglo XII y el siglo XVIII, y se reparten por los siguientes ámbitos temáticos: Cerámica musulmana y mudéjar, que comprende azulejos elaborados con la técnica de “cuerda seca” y de arista de los siglos XII al XVI; Cerámica del Renacimiento, con azulejos de arista y loza dorada; y Cerámica barroca, que comprende el siglo XVII y la primera mitad del siglo XVIII. En la sala de Los azulejos de la Sevilla mudéjar se muestran los mosaicos de Roma, los tejidos murales de Bizancio y la costumbre de los pueblos nómadas de revestir sus jaimas con esteras, tejidos y alfombras, viejas tradiciones heredadas por al-Andalus que están en el origen del hábito de la arquitectura andaluza de cubrir pavimentos, paredes y techos con cerámicas llenas de brillo y color. En la Sala 2, Dorados de Triana, la tradición musulmana se percibe en la técnica decorativa de esta cerámica, en el carácter geométrico de muchos de sus motivos y en la persistencia del procedimiento de la loza dorada. La raíz gótica es evidente en los temas figurativos de origen textil y la influencia renacentista se identifica en numerosos patrones estéticos romanos traídos a Sevilla desde Italia por Niculoso Francisco Pisano hacia 1500. Finalmente, en la Sala 3, titulada Un mundo de devotos y galantes, se aprecian los importantes cambios introducidos en el Barroco. Los tejidos, como fuente de inspiración, son paulatinamente sustituidos por la pintura religiosa y también por la profana.