La empatía, un término muy usado en los últimos tiempos, como la asertividad, escucha activa, habilidades sociales u otras expresiones que se manejan a nivel popular sobre lo que puede llevarnos a una buena comunicación entre las personas, y con ello aspirar a un entendimiento más frecuente.
Si me centro sólo en la primera palabra -Empatía- seguro que tú lector sabes a lo que me refiero y rápidamente dirías aquello de… “La capacidad de ponerse en el lugar de otra persona”, con lo que no estoy para nada en desacuerdo, pero que considero que muchas veces se queda sólo en la pura definición teórica y poco más.
Entre las diferentes maneras existentes de mostrarnos poco o nada empáticos con nuestro prójimo, en esta ocasión quiero recalcar el ámbito concerniente a lo acústico. Y es que son muchas las personas que carecen, casi por completo, de esa sensibilidad para con los demás a la hora de poner en práctica lo que yo vengo a llamar “empatía acústica”.
Seguro que se te vienen a la cabeza ejemplos como el vecino que echa o sube las persianas como si no tuviera musculatura braquial que le permita que éstas lo hagan progresivamente; o el caso de los que llegan a las tres de la mañana a su casa y entienden que todos hemos vuelto a una hora similar; o también el que se queda minutos y minutos en la puerta de tu casa con el coche arrancado, mientras mira y remira su móvil; sin olvidar a los compañeros de las salas cinéfilas que tienen a bien comentar las mejores jugadas de la película, sin caer en la cuenta su nivel de decibelios…
Nótese que ni tan siquiera mencioné a la tan temida “botellona”, tan presente en nuestras calles y tan permitidas por nuestros administradores por falta de… no sé qué.
Sea como sea, en cualquiera de las situaciones referidas, destaca la falta de sensibilidad, la escasa o nula empatía por entender que los demás tienen ritmos y momentos diferentes al propio, que no se es la única persona en el planeta.
Esto no va asociado necesariamente con el nivel cultural o académico de la persona, sino con su educación, en la que falta el “modo dron”, para observar por encima de sí.
PREGUNTA DEL "MILLÓN": ¿Cómo reaccionas cuando alguien está alterando tu calma sonora?
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Manuel Salgado Fernández
PSICÓLOGO CLÍNICO // Col. AN-2.455