Dicen que quien tiene un amigo tiene un tesoro, y no voy a ser yo quien diga lo contrario, tanto por mi experiencia personal como por los datos que muestran infinidad de investigaciones que defienden, justamente, la importancia del apoyo social en la estabilidad personal.
Ahora bien, dicho esto, debo mostrar mi desacuerdo cuando escucho de algunas personas que acudir a un psicólogo es como ir a un amigo. El argumento de quienes lo afirman es que los amigos escuchan y dan consejos, además incluso añaden que les importas más que los psicólogos, ya que estos en realidad se mueven por cuestiones monetarias.
Un amigo, un buen amigo, por supuesto que te escucha, se implica y te aporta sus ideas sobre lo que considera mejor para ti en según qué temas. El problema, nada banal, es que los amigos hacen todo esto desde su subjetividad, desde lo que piensan -con la mejor de sus intenciones-, pero sin ninguna base científica que lo avale.
Si vinieras a mi consulta también te escucharía, faltaría más, pero no me quedaría sólo en eso. Ahondaría en qué te ocurre, desde cuándo, qué has hecho para resolver tu estado actual, en qué entorno te mueves, de qué familia procedes, qué medicación tomas, que patologías físicas tienes, a qué te dedicas, qué objetivos vitales tienes y/o tenías, …, todo con la intención de conocerte bien.
A partir de todo este conocimiento, me centraría en hacerte propuestas para que equilibraras tu vida, para que tomaras otros caminos que favorecieran tu bienestar, todo esto sin juzgarte, sin criticarte, sin pretender imponer mi criterio y sin intención de que me escucharas tú a mí sobre cómo me siento. Esto, sí, es algo que muy probablemente haría algún que otro amigo, porque ya sabemos que escuchar no es nada fácil, como bien explico en otro artículo www.elegirhoy.com/blog/post/el-“tu”-tambien-existe.
No es incompatible ir a un psicólogo y tener un buen amigo con quien desahogarse, ambos podemos ayudar, cada uno a nuestra manera. Es más, podría ser hasta complementario, siempre que estemos hablando de un buen psicólogo y de un amigo cauto y respetuoso. Mezclar ambos factores de otra manera, bien podría ir en contra de tu propia salud mental.
LA PREGUNTA DEL "MILLÓN": ¿Alguna vez te costó encontrar a un amigo con quien te sintieras realmente escuchado?
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Manuel Salgado Fernández
PSICÓLOGO CLÍNICO // Col. AN-2.455